Le batelier. Bitácora de trabajo y otros motivos
Dije que compartiría el trabajo completo —o casi— de la fotografía que mencioné en el boletín anterior, la que preparé para el intercambio analógico. Aquí la dejo.
Pero antes, quiero contar algo sobre ella.
El pasado verano estuve viajando por Suecia y Noruega. Tras pasar unos días en Estocolmo y enlazar varios trenes y autobuses, llegué a Narvik, un pueblo al norte de Noruega. Allí, antes de adentrarme en los senderos montañosos, hice una parada en un restaurante.
Fue entonces cuando vi esta escena.
Me pareció un frame de una película: distintos personajes, varios planos, una composición cargada de detalles.
Abajo, en las hamacas, una pareja disfrutando del sol del verano. Un poco más arriba, otra pareja alineada con la chimenea de un barco. En primer plano, un chico en su lancha, concentrado en algo. En el margen derecho, un hombre levantando el teléfono para hacer una foto.
Y detrás, los barcos, el puerto con sus compartimentos, las casas, los edificios. Y más allá, en el horizonte, una cordillera de montañas que, días después, recorrería.
Puede que haya más detalles en la imagen que os llamen la atención. Si es así, estaré encantado de leer vuestros comentarios y discutirlo.
Por otro lado, la semana pasada participé en un concurso de la Real Sociedad Fotográfica. El tema giraba en torno a los poemas de Tomás Sánchez Santiago y las imágenes que estos nos sugieren.
Aprovecharé la ocasión para compartir solo el poema propuesto para la categoría de color, ya que con esta fotografía obtuve el tercer puesto.
Os dejo el poema y, a continuación, la imagen con la que participé en el concurso.
Si os interesa saber cuál fue el poema seleccionado para la categoría de blanco y negro, decídmelo y lo compartiré en el próximo boletín.
Ennoblecerlo todo con la mirada: de eso se trata. Al cruzar el parque, fijarse en ese calcetín flotando desamparado en un charco de luces grasientas es ya convertirlo en la conjetura de una historia, en una criatura desechada pero que despide luz propia que nosotros debemos saber descubrir. No de otra cosa se habla en el mundo maravilloso de los cuentos infantiles, cuando un golpe con una varita y ciertas palabras son capaces de hacernos ver ante nosotros lo que nadie ha visto antes. Y es que esa es la clave de la existencia: vivir para ver; para ver lo que nadie más ve.
(Tomás Sánchez Santiago, La belleza de lo pequeño)
Estoy muy contento porque las fotografías seleccionadas en los últimos años en la categoría de poemas se expondrán durante un mes en una sala en Plasencia. Que mi primera participación en un concurso de la asociación termine con una exposición es, sin duda, motivo de celebración.
Antes de despedirme, os cuento que sigo trabajando en varios encargos y proyectos. La semana pasada empecé uno para la Feria de Artesanía de Madrid, fotografiando el trabajo de una artesana que crea abanicos y vestidos. Si puedo, en el próximo boletín os daré más detalles. Por ahora os dejo algunas de las referencias que usé para prepararme el trabajo. Hay fotografías de Tina Barney y Arnold Newman.
Nos vemos en el siguiente envío. Gracias por leer.